Lo malo es siempre malo


Por Josué I. Hernández


Haga siempre lo correcto, porque lo malo siempre es malo.  Del carácter divino de Cristo la Escritura afirma: “Has amado la justicia, y aborrecido la maldad” (Heb. 1:9).   Debido a esto, para el fiel siervo de Cristo nunca hay una manera correcta de hacer lo malo.

Lo malo siempre es malo, incluso si a usted no lo atrapan. “Los ojos de Jehová están en todo lugar, mirando a los malos y a los buenos” (Prov. 15:3).

Lo malo siempre es malo, incluso si usted lo hace por una buena causa.  El fin nunca justifica los medios.  Un propósito honorable no justifica un acto indecoroso.  El apóstol Pablo condenó la filosofía: “Hagamos males para que vengan bienes” (Rom. 3:8).

Lo malo siempre es malo, incluso si no es molesto para su conciencia.  La conciencia puede acostumbrarse para aprobar el hacer el mal.  Todo pecado, incluso un pecado de sinceridad, siempre es pecado a los ojos de Dios. El pecado de la época caótica de los jueces fue que “cada uno hacía lo que bien le parecía” (Jue. 21:25).  Sin embargo “todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gal. 6:7).

Lo malo siempre es malo, incluso si todo el mundo lo considera aceptable. La Biblia dice: “No seguirás a los muchos para hacer mal” (Ex. 23:2). “Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, no consientas” (Prov. 1:10).

Lo malo siempre es malo a pesar de nuestros esfuerzos para excusar nuestras acciones. Por lo tanto, la lección positiva para nosotros es evidente. “Porque: El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño; apártese del mal, y haga el bien; busque la paz, y sígala.  Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal” (1 Ped. 3:10-12).




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